lunes, 6 de diciembre de 2010

PAISAJE Y MEMORIA



El paisaje es memoria. Mas allá de sus límites, el paisaje sostiene las huellas del pasado, reconstruye recuerdos, proyecta en la mirada las sombras de otro tiempo que solo existe ya como reflejo de sí mismo en la memoria del viajero o del que, simplemente, sigue fiel a ese paisaje.
Para el hombre romántico, el paisaje es, además, la fuente originaria y principal de la melancolía. Símbolo de la muerte, de la fugacidad brutal del tiempo y de la vida-el paisaje es eterno y sobrevive en todo caso al que lo mira_, representa también ese escenario último en el que la desposesión y el vértigo y el miedo al infinito destruyen poco a poco la memoria del viajero - el hombre, en suma - que sabe desde siempre que el camino que recorre no lleva a ningún sitio. Para el hombre romántico no es la mirada la que enferma ante el paisaje. Es el paisaje el que termina convirtiéndose en una enfermedad del corazón y del espíritu...
( J. llamazares )

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